Mi profesor de Historia dice que los Evangelios no son fiables

Las lecciones de Historia nos enseñan cómo sopesar fuentes, profundizando en detalles para descubrir qué ocurrió en el pasado. En aquellos asuntos que están fuera del alcance de la memoria, las fuentes supervivientes son la única manera que tenemos de conocer el pasado.

Ya sea la Primera Guerra Mundial, los Tudor o el Antiguo Egipto, la manera de acercase es la misma. Tu profesor de Historia te lleva a tratar estas fuentes, ayudándote a hacerte las preguntas correctas: ¿Proviene de un testigo directo? ¿Se escribió mucho después del evento en sí? ¿Cómo se puede comparar con otras fuentes contemporáneas? ¿Tenemos alguna razón para dudar de la fiabilidad del autor?

Pero a veces parece que todo esto se va de las manos. Cuando tiene que ver con hablar de Jesús, tu profesor de Historia, -que suele ser riguroso-, desecha los Evangelios en el momento. Dicen que no se puede confiar en ellos, que son fuentes no fiables que nos cuentan poco sobre lo que realmente sucedió. Si tienes un profesor así, sabrás que puede ser frustrante, difícil de enfrentar. ¿Qué le dices?

Aquí hay algunas preguntas que pueden hacer que tu profesor se replantee el asunto, o al menos, que justifique su posición. Para más consejos prácticos sobre cómo hablar con profesores, lee ‘Interactuar bien con los profesores’.

¿Cómo llegaste a la conclusión de que los Evangelios no son fuentes fiables?

Esta pregunta invita a tu profesor a dar razones para su visión. A menudo verás que nunca han sopesado realmente los Evangelios como fuentes históricas serias. Pero, con suerte, te darán algunas razones que puedan derivar en un buen debate. Para encontrar ayuda de cara a algunas objeciones comunes que puedan surgir, echa un vistazo a los vídeos cortos en inglés de ‘Jesus myths’. (En español Zonalternativa recomienda los vídeos del canal Dubi Das)

¿En tu opinión, qué es lo mínimo que podemos saber de Jesús a partir de los Evangelios?

Esta pregunta anima a pensar acerca de qué cosas en los Evangelios están por encima de la duda razonable. Intentar alcanzar algunos hechos mínimos, como que había un hombre que se llamaba Jesús que realmente vivió y que realmente murió, ayuda a establecer que los Evangelios son confiables, al menos, en líneas generales.

Si un historiador elige negar afirmaciones hechas por una fuente, necesita buenas razones. Es de esperar que hacer una pregunta como esta motive a tu profesor a ser más cuidadoso con sus declaraciones. Es difícil negar que los Evangelios tienen mucho que contarnos, incluso cuando no creemos que Jesús es quien dijo ser.

¿Qué fuentes nos cuentas más sobre el Jesús histórico?

Esta pregunta invita a tu profesor a proponer una evidencia alternativa sobre Jesús, una más confiable.

 

Dado que solo conocemos el pasado gracias a las fuentes que tenemos, si alguien quiere desestimar los Evangelios, necesitamos otras fuentes que puedan demostrar que son más fiables. Hasta ahora, en aproximadamente 2000 años, esto no ha ocurrido. Se han encontrado documentos que están en desacuerdo con los Evangelios, pero ninguno de ellos tiene la misma validez que estos. Se debe a que normalmente se escribieron mucho después, y su contenido muestra que sus autores eran gente con poco conocimiento acerca de la lengua, la cultura y la geografía de las regiones en las que Jesús vivió y murió.

 

Cuando las únicas fuentes decentes concuerdan unas con otras (en líneas generales al menos), los historiadores necesitan muy buenas razones para desechar lo que dicen. Si tu profesor es honesto con la evidencia, tendrá que admitir que no hay otras fuentes fiables sobre la vida de Jesús.

Créditos

Autor: Tom Roberts en Bethinking (Youth resources)

Traducido y publicado con permiso.

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